El 16 de noviembre de 1956, en las humildes calles de San Miguel, un soñador llamado Rodelindo Román, jardinero dedicado a cuidar las áreas verdes de la Municipalidad, decidió sembrar algo más que flores y pasto.
Acompañado por vecinos, amigos y un puñado de ilusiones compartidas, dio vida a un club que no sólo llevaría su nombre, sino también su espíritu: Rodelindo Román Fútbol Club.
Aquel día no nació sólo una institución deportiva, sino un refugio para los sueños del barrio, un símbolo de identidad y esperanza para generaciones que verían en la camiseta verde el eco de su propia historia. Fue el inicio de un viaje que aún late con la misma pasión de quienes se atrevieron a creer que, desde lo simple y lo cotidiano, también podía nacer la grandeza.